Realizar adecuadamente una higienización en hospitales y quirófanos está entre las tareas más especiales de una empresa de limpieza. Y es que la presencia de distintos pacientes hace que haya virus y organismos que pueden extenderse y perjudicar la salud de los más delicados. En el siguiente artículo te contamos en qué consiste una limpieza de hospitales profesional de estas características.
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Lo primero que debes saber es que una limpieza de hospitales debe hacerse por un equipo profesional y formado para ello. Además de los conocimientos técnicos, también contarán con los productos y materiales adecuados para llevarla a cabo, como desinfectantes, que terminarán con los hongos, bacterias y víruses de diversas características. El uniforme del personal de limpieza también forma parte del proceso, este deberá estar desinfectado y en buenas condiciones.
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Siempre se realizará la limpieza en húmedo, una limpieza en seco haría que los diversos organismos presentes en suelos y otras superficies puedan elevarse y propagarse por el aire. Por ello, tampoco se pueden utilizar aspiradoras que favorezcan el levantamiento de partículas ni otras herramientas como escobas, plumeros, mopas… Estos aparatos se reservarán para áreas administrativas u oficinas del hospital, donde no hay pacientes que puedan contraer bacterias.
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La limpieza de suelos se hará mediante el sistema de doble cubo, este método consiste en utilizar dos cubos, uno con agua limpia y el producto desinfectante, y otro con agua limpia donde se irá escurriendo la suciedad. Este proceso garantizará la seguridad y correcta higienización del ambiente. Por eso es una técnica que también se utiliza en guarderías, colegios, gimnasios, residencias de ancianos y en todos aquellos lugares que necesiten una limpieza impecable.
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Cuando se lleva a cabo una limpieza de espacios médicos nunca hay que olvidarse de otras superficies como paredes, ventanas, techos, muebles… Pues acumulan polvo y distintos residuos procedentes de la actividad diaria. Tienen que estar limpias y secas en todo momento. El proceso de limpieza comienza desde las superficies más infectadas a las zonas menos infectadas. Para repasar la zona es necesario cambiar de bayeta por otra, y mojarla en una solución de agua limpia con producto desinfectante.
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Los productos desinfectantes fuertes solo están destinados a ciertas áreas y estarán bajo supervisión de especialistas del centro (Servicio de Control de Infecciones Hospitalarias ).
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Un hospital se divide en zonas según el riesgo de infecciones y la limpieza se hará acorde a ello. Existe la zona crítica, en la que se realiza procedimientos muy delicados. Este área se refiere a laboratorios, quirófanos y habitaciones/plantas en las que haya pacientes con un sistema inmunológico muy débil o enfermedades muy infecciosas. En la zona semi-crítica se encuentran las habitaciones del resto de pacientes, pasillos, baños públicos del hospital, salas de espera, ascensores, enfermerías, urgencias… Y en general todo aquello que no pertenece a lo anteriormente mencionado. Por último, la zona de menos riesgo se refiere a despachos, secretaría, vestuarios del personal y el área administrativa del centro hospitalario, lugares donde no hay ningún paciente enfermo.
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En cada zona de riesgo se utilizarán materiales y productos distintos que en ningún caso se podrán mezclar. Guantes, bayetas, fregonas, estropajos y otros utensilios deberán cambiarse al pasar de un área a otra. Todos los productos contarán con su ficha y el control de la empresa hospitalaria para su correcto funcionamiento. No se pueden mezclar productos incompatibles por lo que es necesario que se sigan las instrucciones propias del fabricante a la hora de utilizarlos.
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